Las estrategias tradicionales de discipulado fracasan porque no se comprometen a:
- Reducir el ritmo de vida de las personas para que puedan cultivar una relación profunda y personal con Jesús.
- Desafiar los valores de la cultura occidental que han comprometido la llamada radical a seguir al Jesús crucificado.
- Integrar la tristeza, la pérdida y la vulnerabilidad, dejando a la gente a la defensiva y fácilmente desencadenada.
- Medir nuestra madurez espiritual por cómo estamos creciendo en nuestra capacidad de amar a los demás.
En Discipulado emocionalmente sano, el exitoso autor Pete Scazzero expone cómo crear una cultura emocionalmente sana y multiplicar a personas profundamente transformadas en cada aspecto de la vida de la iglesia, incluyendo el liderazgo y el desarrollo de equipo, el matrimonio y el ministerio de solteros, los grupos pequeños, la predicación, la adoración, el ministerio de jóvenes y niños, la administración y el evangelismo a los no creyentes.